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Desde 1.927 €
La butaca «Due Più» de Nanda Vigo brilla con su estructura metálica minimalista, que destaca por su precisión geométrica. Cada línea y ángulo están meticulosamente diseñados para crear una composición armónica que juega con la luz, reflejándola en formas dinámicas. Esta estructura no solo cumple una función práctica, sino que también es una pieza de arte, mostrando la pasión de Vigo por la geometría y la interacción entre forma y luz.
El diseño de «Due Più» también se distingue por su audaz elección de materiales. La inclusión de pieles mongolas aporta un toque de extravagancia y originalidad, contrastando de manera intrigante con la estructura metálica. Las texturas únicas y los colores ricos de las pieles crean una combinación fascinante entre lo inesperado y lo moderno.
Actualmente, la butaca ha sido reeditada por Acerbis, con un enfoque en sostenibilidad y ética. El uso de acero reciclado y pieles provenientes de excedentes de la industria alimentaria refleja un compromiso con la economía circular. Esta adaptación no solo preserva el legado innovador de Nanda Vigo, sino que también lo actualiza con una conciencia ambiental y social contemporánea.
DESCRIPCIÓN
El asiento y el respaldo están acolchados con espuma de poliuretano de densidad simple en forma cilíndrica de Ø 19 cm tapizada en piel de cabra de Mongolia en blanco, negro y óxido. Esta tapicería da a los rodillos un efecto voluminoso y elegante. Marco de trineo en metal tubular de Ø3 cm con acabado cromado.
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El Grand Relax de Antonio Citterio es un lujoso sillón reclinable, en el que se combinan un extraordinario confort con unas dimensiones compactas y una estética clásica y discreta.
La butaca LSR compacta forma parte de la extensa familia de Fiberglass Chairs y era una de las favoritas de Charles y Ray Eames: utilizaron varias en la Eames House, su legendaria casa de Pacific Palisades, sobre todo como asientos para las reuniones con sus invitados. A diferencia de la Plastic Chair LSR, la Fiberglass Chair LSR solo es adecuada para el uso en interiores.
La Barceloneta es una silla cuya forma y altura la equiparan con una gandula, una categoría de mobiliario bastante explícita, que evoca la cara social de la arquitectura, sencilla tanto en su humanidad como en su buen uso. Con mucho, es uno de los mejores ejemplos del racionalismo mediterráneo de la década de 1950.
La butacaBKF, también conocida como butaca mariposa, es un icónico diseño inspirado en la forma de las butacas plegables utilizadas por los nómadas en la Patagonia. Fabricada con tejido de alta calidad y una estructura de acero macizo, la silla BKF es un producto duradero, resistente y elegante que ha perdurado en el tiempo como una pieza de mobiliario atemporal.
"Silla Giuno, fruto de la colaboración entre Zanotta y el dúo creativo Fabio Calvi y Paolo Brambilla, es un símbolo de estilo y comodidad."
Lo inclasificable sufre el riesgo de quedar suspendido en el aire, sin un terreno firme al que pertenecer. Nanda Vigo habitó esos márgenes, quizás por su perfil interseccional, quizás por su ingenio más veloz que el coetáneo. Ni arquitecta; ni artista; ni diseñadora, sino todo al mismo tiempo. Desde esa tierra de nadie, la multifacética italiana mantuvo viva su estela y proyectó una peculiar percepción de los espacios, de la materia y de la iluminación, alzándose con el apodo que la haría tan eterna: la signora della luce.
Pero no es fosco todo lo que se desconoce. Tampoco incomprensible. A veces supone un halago ambiguo el destierro, sobre todo cuando otros lo combaten escarbando para devolver al foco público a figuras que merecen un reconocimiento hasta el momento censurado. Nanda Vigo fue una rara avis en una década donde mucha gente competía por ser clasificada de esa forma. Milanesa de nacimiento, estudió arquitectura en el Instituto Politécnico de Lausana y cursó una beca en San Francisco que la llevaría a la oficina de Frank Lloyd Wright, a quien criticaba sin tapujos: “Qué decepción, su despacho tenía una organización casi militar, era un déspota”.
En 1959, con tan solo 23 años, abrió su estudio en su ciudad natal y se introdujo de lleno en el Gruppo ZERO, participando en múltiples exposiciones a nivel global. Suelen recalcarse sus colaboraciones con Gio Ponti o Lucio Fontana, algo que no hace más que traer a la mente ese refrán de “mira con quién andas y te diré quién eres”, aunque Vigo defendía bien su imaginario: “Nadie me influyó en nada. Todas mis cosas son solo mías”.
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